La Galería Arte Moderno, de Cali, expone la obra reciente de una artista que ha despertado controversia por su manejo del desnudo
En 1979, la Galería del Club de Ejecutivos, de Cali, decidió exponer la obra reciente de Karen Lamassonne. Era una obra autobiográfica ubicada en los baños. El baño de su casa. El de la casa de sus amigos. El de la taberna. Quizás hasta el propio baño de damas del Club de Ejecutivos le sirvío como marco para pintar en acuarela la intimidad. Para mostrar ese lugar donde el ser humano se desinhibe y se golpea la barbilla. Donde canta sin el temor a la burla. "El baño es uno mismo", aseguró esta caleña - nacida en Nueva York en 1954 -. En el espejo se reflejaba su cuerpo desnudo. La cortina corrida de la ducha dejaba al descubierto sus senos. Sus piernas se proyectaban muy cerca del lavamanos. La muestra permaneció colgada hasta cuando el señor Enrique Holguín, gerente de Colseguros en aquella época, interrumpió una conferencia que dictaba en el salón, aduciendo que le era imposible continuar en presencia de tales obscenidades.
Esta no ha sido la única vez que su obra genera controversia. En 1988, cuando la Biblioteca Luis Angel Arango, de Bogotá, publicó el catálogo oficial de la exposición "Ex-Libris o el arte de identificar los libros", varias obras fueron excluidas a último momento, entre las cuales estaba el "Sex Libris" de Lamassonne.
Pero lejos de olvidar el tema erótico que ha motivado su pintura - en cuanto a la forma, por supuesto -, la caleña lo ha solidificado en su recorrido por diversas técnicas. Actualmente la Galería Arte Moderno, de Cali, expone su más reciente producción: la serie de "Pegados Mortales". Vuelve a jugar en esta ocasión con las palabras. Con el mismo doble sentido que empleó para titular cuadros como "Bajo el Puente y Ortiz" o "La venida de la ceiba", en los que recreó paisaje urbanos de la capital vallecaucana. Sus "pegados" de ahora, en los que involucra copias fotostáticas, telas, plumas e impresos, presentan de nuevo la figura humana en la tensión propia de la intimidad. Sin pornografía... nunca la ha habido en su obra, aunque algunos piensen que sólo el desnudo estático puede llevarse al lienzo.
Y es que el desnudo en la obra reciente de Karen Lamassonne alude más a la desnudez espiritual que a la física. El hombre aparece sin los ropajes ni las ataduras de la sociedad en un intento por ser él mismo. Los cuerpos se acercan para encontrar un momento de silencio. Para que la comunicación pueda ir más allá de las palabras. Así como en los "Baños" ese recinto privado constituía un refugio para olvidarse de los complejos, en los "Pegados Mortales" los interiores desordenados, llenos de papeles y de anarquía, sirven de marco para mostrar a unos seres que quieren cerrar los ojos y mirar hacia dentro, aunque saben que los rodea un mundo de ruidos, de plástico y de níquel. Tal vez por eso sus rostros están ocultos.
La muestra confirma que Lamassonne ha depurado la técnica. El color queda supeditado por entero a la luz, en su interés por crear contrastes y determinar con el juego del claroscuro el ambiente preciso en el que deben ser ubicados los cuerpos. La composición permanece fiel a su propósito de permitirle al espectador que recree la escena. Desde las primeras acuarelas se notaba esa intención de crear plataformas a partir de las cuales el público puede llegar a la introspección. Puede armar su propia historia. Puede descubrir su necesidad de desnudarse, como única vía para examinar el papel de su existencía. O para lamentarlo.
Semana magazin Bogotá, Colombia, Abril 23-30 de 1991